domingo, 24 de enero de 2010

Jimi Hendrixs' Lonely Hearts Club Band


Tres días después del lanzamiento del álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Jimi Hendrix Experience presenta el primero de varios shows de despedida del Reino Unido antes de partir hacia su primera gira en EU. Media hora antes del concierto (en el Saville Theater, propiedad de Brian Epstein, manager de los Beatles) Jimi entró al camerino y puso el primer track del Sgt. Pepper's...: "Abrimos con esta", les dijo. Noel Redding y Mitch Mitchell, a quienes debemos imaginar medio atónitos, memorizaron las instrucciones de Hendrix y salieron a tocar. 


Si bien los Beatles eran fans de Hendrix, la apuesta fue totalmente arriesgada por donde se quiera ver. ¿Qué apuesta no lo es? Las consecuencias pudieron haber sido catastróficas para Hendrix y su banda -McCartney fue pieza clave para incluirlos en el cartel para el legendario Monterey Rock Festival...


El concierto acaba. Fiesta en el departamento de Epstein. Jimi Hendrix toca la puerta y es recibido por Paul McCartney con un porro en la boca, that was fucking great man! Años más tarde, McCartney afirmaría que el cover de Hendrix al Sgt. Peppers... fue one of the greatest honors of my carreer.


El libro que hay que leer es Room full of mirrors: A biography on Jimi Hendrix de Charles R. Cross. Aquí la rolita legendaria:





jueves, 21 de enero de 2010

Decálogo de la crítica, por Heriberto Yépez

1. Después de los 30: renunciar a todo maestro. Des-paparse. Y su concomitancia: el pataleo parricida. Cada uno señor o señora de sí mismos.

2. Las ideas ajenas son temores. La crítica independiza: encargo de ser intrépidos. Invención de otras tesis: magia del argumento. La crítica crea conceptos. Decir que un libro es bueno o malo es mera interjección capitalista. La crítica formula nociones inéditas a propósito de obras magníficas.
 
3. Ya que criticar=investigar, la opinión es el primer piso de la crítica. Pero su cimiento es la discusión y su segundo piso, la filosofía. Quien cree que informar al público cuáles son sus gustos es crítica, no escribe: repta.

4. Como puesto laboral, la crítica es cómoda. Juzgar el trabajo de otros nos hace zoilos. Si el crítico se ejercita es para tener obra creativa. Si su creación no está a la altura de su crítica, nunca fue crítico.

5. Todo crítico comienza a serlo por motivos temperamentales. Pero, al crecer, ya no debe ser arrastrado por sus hábitos sentimentales. O amistades inconclusas. Debe distanciarse de tales pasiones. No tomarlas por naturales o universales. La crítica es la invención de otros afectos. Lo que llamamos valores son emociones pretéritas.

6. La crítica es disensual. Al contrario de lo que cree el consenso, la crítica no canoniza. Se estudia la historia para entender cuáles son sus aciertos e inercias. E ir más allá. El canon es la doxa. Cuya fiesta es el tedio. La crítica, en cambio, vuelve al arte y las letras desconocidas.

7. Épocas decadentes son épocas estéticas. La estética es la ética que se detuvo. Lo estético es cadavérico. La ética continúa y la estética se vuelve, entonces, su lastre. La crítica es el motor de la ética. La crítica frena la inercia estética que posee (a) una época.

8. Escribir es quehaceroso y criticar, metanoico. Es el paso hacia una fase superior de vida y conciencia. La crítica no construye textos. Construye individuos (lo individual es lo indivisible). La crítica ocurre cuando la vida ya no se encuentra en otra parte. La crítica consigue que el presente se convierta en el cielo de la ética.

9. El estilo es la prueba de que el hombre trabajó en sí mismo. Y depender del estilo, la evidencia de que el hombre ha dejado de trabajarse.

10. La crítica es la autoconstrucción de nuevos sujetos. El crítico, ante todo, se ahonda para eliminar todo vicio que corrompa su espíritu. Ya que el oportunismo domina a los presuntos críticos y ellos no sospechan que la crítica es una disciplina espiritual idéntica a la ética, en épocas profanas la crítica es rarísima.


P.D.: este decálogo mañana será estética. Y alguna ética más ardua la superará y en el porvenir la crítica se convertirá en una religión para adorar la inteligencia. La crítica es la tierra de la divina ética.

lunes, 18 de enero de 2010

Historia personal de dos (o más) ciudades


No es ningún secreto entre mis pocos pero entrañables amigos que he jurado un odio ciego e irracional a la ciudad de Querétaro. Plano secuencia de mi primer exilio, sustituto de mi ciudad natal, Querétaro estaba condenado a ser una idea que me ligó desde siempre al dolor de la pérdida de la infancia. Nací en Ciudad de México y llegué a vivir aquí al principio de mi interminable adolescencia. Duré poco, me pasó de todo y ahora vivo muy feliz en una pequeña casa desde donde son visibles las garzas blancas sobre la niebla de Xochimilco, por la mañana. Aclaro que, como los mentados amigos suelen decirme, Querétaro es en sí una ciudad muy bella. No podría estar más de acuerdo. Bella y cómoda, un jardín de niños rodeado por el paisaje del semidesierto. Y su belleza es su misma maldición: no se puede vivir sobre un monumento histórico, donde todo parece recién pintado, recién instalado, con la fragilidad de lo que no perdura. Qué diferencia con la CIudad de México, que no teme mutar, reinventarse, destruirse si es preciso para sobrevivir.


Así, quedará entendido que mi odio por esta ciudad está decantado sobre unos cuantos desafectos y memorias, algunas personas que no por la lejanía les guardo menos gratitud, y sobre todo, aunque desentone, por el implacable sol vertical que todo lo erosiona -no es el sol oblicuo y sereno, templado de Ciudad de México, sino un peso de calor como en el norte sangriento, una luz como un animal de vidrio derretido sobre la espalda. Mi enemistad con esta ciudad, sin embargo, está acotada por una imagen que poco a poco se vuelve recurrente y sustituye las memorias oscuras, el tiempo perdido, la gente que me mostró la vileza y la disciplina y el amor, la frialdad de mi habitación en casa de mis padres, por todos los rasgos una tumba abierta, cuando vuelvo a pensar en Querétaro.


Desde el cuarto que aún conservo en casa de mis padres, en las afueras de la ciudad, se ve un monte de nopales, huizaches, ortigas, biznagas, garambullos, yucas y mezquites retorcidos. Hace unos años aún se veían conejos pardos y algunas serpientes; hoy se desarrollan grandes proyectos residenciales en la zona y el monte desaparecerá en pocos años. Mientras estoy en esta casa por la ventana se ven siempre colibríes, rápidos y agudos como abejas enjoyadas. Pájaros mucho más bellos que sus parientes de la ciudad, hay que decirlo: aquí son verde brillante, exagerada y precisa la comparación del jade, mientras que en el DF son opacos, grises o cafés, y mucho menos numerosos, lo que en el caso de los colibríes es un factor del asombro, acrecentado por el número de ellos. La cercanía de la campanilla o hueledenoche detrás de la cerca que separa la casa de mis padres del monte debe ser, sin duda, la razón de la preferencia de esta parvada de pájaros-insecto por el ángulo visual que coincide en altura con mi ventana. Todo lo demás de esta ciudad puedo -debo- olvidarlo.

No puedo evitar relacionarme también con esa sensación entre llanamente fría y sosegada, descrita maravillosamente por Jorge Eduardo Eielson en esa novela-poema que es Primera muerte de María. Este fragmento en especial, en uno de los capítulos intercalados donde el relato se interrumpe y un fronterizo personaje Eielson medita sobre su trabajo, se traslapa sin violencia desde su intención original, Lima, sobre la circunstancia histórica de Querétaro. Me parece, además,  muestra exacta de esa sensación distante y tranquila que Eielson ha desarrollado sobre su relación con la ciudad de Lima, y a la cual no puedo sino aspirar. Producto, por supuesto, del replanteamiento de la relación sujeto-ciudad en el tiempo y el espacio. Distancia y años son la fórmula de la paz. La madurez será, lo creo, un asunto más complicado.


" 11 de septiembre de 1980

Pero, qué es Lima para mí, hoy, se me preguntará. He aquí una respuesta: nací en Lima de casualidad, como he podido nacer en Pekín, Roma o Iquitos. No me liga a mi ciudad natal sino un recuerdo borroso como su garúa y su neblina, y una infinita abulia, seguramente generada por la esterilidad de su paisaje. (...) Mis pocos afectos familiares son igualmente tibios y tranquilos como el clima, y los dos o tres amigos que allí me quedan, sinceros y permanentes. Una suerte de tabula rasa, una horizontalidad, una discreta sonrisa geográfica -el mar que lame sus flancos- han hecho de la anémica Lima una suerte de limbo. Nada sobresale de la chatura dominante, nada detona ni desdice -aún hoy- su pequeño abolengo español, con aires de gran ciudad y alma provinciana. (...)

Sin embargo, para mí que nací exiliado y moriré exiliado, porque el exilio es mi estado natural, geográfico, social, afectivo, artístico, sexual, Lima no es una ciudad para vivir sino, al contrario, un lugar ideal para morir: un cementerio."

Jorge Eduardo Eielson
Primera muerte de María
FCE, 1988, 1a ed.

lunes, 11 de enero de 2010

Libros de enero, 2010

, Roberto Bolaño- Los perros románticos.
, José Kozer- Bajo este cien.
, José Lezama Lima- Paradiso.
, Roberto Bolaño- Llamadas telefónicas.
, Matsúo Basho- Senda de Oku (sí, traducción de Paz).
, Jorge Eduardo Eielson- Primera muerte de María.
, Eugenia Revueltas- José Revueltas en el banquillo de los acusados.
, Muriel Barbery- La elegancia del erizo.
, León Tolstoi- Relatos.
, Yorgos Seferis- Seis noches en la Acrópolis.
, Roberto Bolaño- Los detectives salvajes.
, Eugenia Revueltas- Vasos comunicantes.
, D. Wayne Gunn (selección)- Escritores norteamericanos y británicos en México.