jueves, 23 de junio de 2011

Andar de ciegos



El mundo podrá ser una mancha
o desgastados matices de negro,
colores herrumbrosos –la dirección
del sonido, horizontalidad del cielo,
imitado contorno, murciélago:
la forma de las cosas: esculturas de eco. 

Pero los ciegos andan con ciegos
a vertiginosos pasos veloces
en sus rectas autopistas para ciegos
sin importarles demasiado
llevar a cuestas –como yo los veo-
la tragedia de la luz robada,
Prometeo.

Va por el corredor de sombras
(es un caminar en serio)
y no pasa nada: nítido, transparente 
paso y paso
por el camino negro,
más camino que camino
el caminar del ciego, 
lámpara 
en la garganta de un bosque denso
oscuro,
un ovillo enredado para siempre
con sus sombras ordenadas en silencio.

(Otro asombro más asombro habrá
que el asombro ciego de las sombras:
todo sueño ocurre en un país
donde no existen las horas.)

Las muescas en el piso
traman, entramado,
el aroma del frío
tramándoles el agua turbia
de los ojos cenizos.

Regusto ante la ventana del día
de la luz filtrada, sabor a vidrio.
Trama deshusada, el mundo de los sentidos:
anteponer al paso de los toros
la bravura en el laberinto.
Texto de la muesca y muesca
del rocío,
camino es caminar del ciego
por un túnel infinito.

.

1 comentario :

  1. Me gustó mucho este poema, me recordó a "Informe sobre ciegos" de Sabato. Un abrazo:

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